La rutina de estas mujeres empieza a las 4 am, cuando se levantan a rezar (esta región es mayoritariamente musulmana) y preparan para todos “Hausa koko”, papilla de mijo fermentado picante, como desayuno. Visten a los niños y los preparan para ir al colegio, mientras se preparan para una dura jornada de trabajo en el campo. Sobre las 12 am vuelven a casa para asearse y preparar la comida. Este día, recorrieron el pueblo con los granos de maíz recogidos para llevarlos al molino. En este proceso, también realizado por ellas, muelen varias veces el maíz hasta conseguir una harina fina y la dejan secar. Con esta harina, prepararán “Tuo zaafi” (masa de maíz cocido), el plato más consumido en esta área. Primero servirán la comida a los hombres, posteriormente comerán ellas con los niños. No por ser familiares del rey de Pishigu, (región norte de Ghana) y ser familiares su rutina acaba ahí. Tras esto, dedican la tarde a limpiar los útiles de cocina, lavar la ropa, barrer, limpiar y secar el grano o cacahuetes recogido en el campo, recoger madera para cocinar, bañar a los niños, preparar la cena, etc. En la cena el protocolo se repite, y al acabar, recogerán y sacarán las esterillas al patio, donde duermen ellas con los niños debido al calor. La conversación se alargará, dependiendo del cansancio que acumulen. Mientras tanto, los hombres, sentados durante horas y entre otros chascarrillos, comentan cómo la mujer es el sexo débil de nuestra especie.